Nuestro Señor Jesús de la Humildad

La imagen de Nuestro Señor Jesús de la Humildad representa iconográficamente el momento en el que Jesucristo es condenado a muerte por el Sanedrín, tras haber confesado que Él es el Hijo de Dios (Mt 26, 63-65; Mc 14, 61-64; Lc 22, 66-71). Como recoge el Evangelio de Mateo, “El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte”.

La imagen fue tallada por Francisco Berlanga de Ávila (Sevilla, 1958), imaginero y escultor discípulo de Francisco Buiza Fernández. En 1973 ingresa en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios de Sevilla. Entre 1973 y 1979 entra en el taller del escultor y retablista Carlos Bravo Nogales, ingresando en este último año en el taller de Buiza. Es autor, entre otras obras, de la imagen de Nuestra Señora del Carmen en sus Misterios Dolorosos, de la hermandad del Carmen Doloroso de Sevilla (1984). Puede consultarse su vida y obra en su web personal: http://www.franciscoberlanga.com

Los orígenes de la imagen se remontan a la etapa anterior de la cofradía, como Hermandad de Jesús ante Caifás.  En capítulo celebrado el 3 de julio de 1988 se anunciaba que se habían iniciado las gestiones para realizar las imágenes del paso titular, que el escultor Francisco Berlanga estaba realizando una maqueta del paso de misterio y que del busto de Jesús se estaba trabajando en un esbozo de madera en bruto. Al año que viene se elabora un presupuesto inicial. En 1992 se presentó presupuesto actualizado en el que se valoró la ejecución de la imagen en 1.155.000 pesetas, especificando el contrato que se tomará como modelo iconográfico la imagen de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes de Sevilla. El escultor se comprometía a tener la imagen terminada para la Cuaresma de 1994. La imagen fue bendecida en una función solemne que se celebró el 19 de marzo de 1994 a las 12 del mediodía en la iglesia de Santa Mónica, por el obispo auxiliar de Zaragoza don Carmelo Borobia Isasa.

Es una talla completamente anatomizada, sin articular y con sudario tallado ceñido al cuerpo, realizada en madera de cedro de primera calidad, de 1’83 metros de altura, y con policromía al óleo, siguiendo los cánones estéticos del neobarroco sevillano. Habitualmente va tocado por un juego de potencias realizadas por el orfebre Manuel de los Ríos y cuenta con diversas túnicas. La imagen de Jesús inclina el rostro en señal de humildad y presenta las manos atadas en la parte frontal. La mejilla izquierda presenta signos de la bofetada que recibió de uno de los guardias en el proceso ante Anás (Juan, 18, 22-23) y la frente algún débil reguero de sangre consecuencia de la hematidrosis sufrida en la agonía de Getsemaní (Lucas, 22, 44).